martes, 1 de noviembre de 2016

Toma de contacto.

El programa "Emocionarte" ya ha comenzado. Los chicos de 3º de ESO se encuentran con los niños de La Casita y los residentes de ServiMayor. 

Los alumnos de 3º de ESO con los niños de dos a tres años de La Casita.
Nuestros chicos de 3º y los niños en asamblea.
      Ya hemos iniciado nuestros encuentros. El pasado lunes, 17 de octubre, los chicos y chicas de 3º de ESO se pusieron en marcha y vivimos la primera toma de contacto con sus socios y compañeros del programa intergeneracional "Emocionarte", que se va a desarrollar a lo largo de todo este curso escolar. Primero fuimos al Centro de educación infantil La Casita, a conocer a la nueva promoción de niños del nivel de dos a tres años, de los que van a ser sus "mentores" y enlaces de las experiencias que viviremos en ServiMayor. Después de los primeros nervios, niños y adolescentes fueron perdiendo las vergüenzas y los reparos iniciales, hasta acomodarse ante esta nueva y extraña situación. Para los niños supone todo un reto el abrirse al nuevo espacio de relaciones que les ofrecen estos "chicos mayores". Un nuevo mundo de estímulos y referencias que va a plantearles escenarios formativos más ricos y complejos, que les va a potenciar -entre muchas otras competencias- las estrategias relacionales, la autonomía y las habilidades sociales. No deja de sorprendernos la facilidad con la que adolescentes y niños crean estos nuevos vínculos, adoptando rápidamente los roles que unos y otros van a representar a lo largo del programa. 

      Como en la experiencia piloto que llevamos a cabo el curso pasado, hemos establecido una especie de "tutorización" desde el principio, emparejando a cada niño -son un total de once- con dos de nuestros alumnos -que suman veintidós-. De ese modo concretamos e intensificamos el nexo que va a unirlos, favoreciendo el apego y facilitando todas las acciones de atención, cuidado y control que exige el trabajar con niños de esta edad. Es increíble la fuerza de este vínculo y de qué manera tanto unos como otros valoran e interpretan la especial relación que les va a unir a lo largo del programa que van a desarrollar juntos. Un nexo que les lleva a integrarse, mutuamente, en sus espacios de convivencia, prolongándolos incluso fuera de los entornos habituales en los que tiene lugar el programa y que perdura, incluso, después de finalizado. Un juego de encuentros, por medio de gomets pegados en las manos, srivió para que el azar emparejase a los niños con sus jóvenes tutores, dando comienzo a una relación que se va a prolongar durante todo el curso y, seguramente, más allá.

      Aprovechando que en La Casita estaban trabajando durante esa semana, a raíz de la celebración del Día Escolar de la Solidaridad con el Tercer Mundo, que precisamente coincidía ese día, nuestros chicos participaron de una actividad programada para tomar conciencia de las privaciones que sufren en estos países. Con todos los juegos y juguetes encerrados, los niños tenían que aprender a entretenerse y divertirse con cosas hechas por sí mismos con materiales de desecho, reciclando y aportando creatividad e imaginación, como lo hacen los niños que viven con los medios justos -y a veces menos- para poder sobrevivir. Juntos elaboraron unas bolas con arroz y unos globos, que convertimos en muñecos de compañía.

       El programa de convivencia intergeneracional de este curso tiene como eje a las emociones y pretendemos llevar a cabo un taller de aprendizaje emocional a tres bandas, incluyendo a los niños, a nuestros adolescentes y a los mayores residentes en ServiMayor. Las ocho emociones principales -las primarias y secundarias- van a servirnos de calendario y secuencia del programa, que hemos iniciado con la "Alegría". En los próximos encuentros esta emoción va a guiar las actividades que llevemos a cabo, tendentes a que unos y otros identifiquen fundamentalmente su expresión visual y, en procesos más elaborados, la asocien con experiencias personales. En nuestros adolescentes pretenderemos, además, que se adentren en su campo semántico y aborden las diferentes formas de percibir y expresar esta emoción en distintos contextos socioculturales. También que la relacionen con distintos sentimientos a los que suele estar asociada y que comprendan su lugar y función como efecto y causa de los mismos, analizando las consecuencias positivas al experimentar esta emoción. En el caso de los mayores residentes se trabajará en el modo de favorecerla y estimularla, tratando de limitar y neutralizar las situaciones y actitudes que tienden a su evitación o limitación. En fin, Una primera aproximación al mundo de las emociones, centrándonos en una de las más fácilmente reconocibles y abordables.

       Después de nuestra estancia en La Casita nos dirigimos a ServiMayor, a tener también nuestra primera toma de contacto. Angélica, la Directora, nos recibió y nos adentró en las salas comunes de los residentes, introduciéndonos en las cuestiones generales de organización y funcionamiento del centro residencial. Saludamos también a los terapeutas ocupacionales -Chema y Natalia-, que son los técnicos con los que más estrechamente vamos a trabajar. Y lo más importante, conocimos a nuestros compañeros de viaje en la experiencia de este curso, rompiendo muy rápidamente esas primeras barreras que tienden a levantarse en los primeros encuentros. El intercambiar estas primeras palabras e impresiones con ellos sirvió para vencer esas prevenciones y acomodarnos con este nuevo espacio de relaciones que, a partir de ese día, se va a convertir en un escenario habitual de nuestras experiencias y aprendizajes. Un lugar que muy pronto los niños y adolescentes convertirán en un entorno acogedor y familiar y del que, desde este mismo momento, les resultará difícil prescindir.





































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